Habla
El habla es la utilización
que cada uno de los hablantes hace de su lengua. Se trata, por
tanto, de un acto concreto e individual.
Las lenguas, por el
contrario (y los dialectos), son fenómenos sociales y generales, colectivos,
propios de los grupos que los utilizan.
Cuando hay ciertas
características comunes en un lugar concreto (pueblo, valle...), sin llegar a
la categoría de dialecto, se las considera hablas locales.
En el habla de cada uno
influyen, como es lógico, factores sociales, culturales, geográficos, etc., lo
que da lugar a los diversos niveles y registros de hablas.
Ciertos “tonillos”
especiales, ciertas muletillas, algunas palabras
Dialecto
Los dialectos son las
variantes o modalidades regionales de una lengua. Tales variantes no afectan a
la unidad del sistema. El concepto de dialecto presenta
consideraciones únicamente lingüísticas y culturales. Porque debe entenderse
como dialecto cada una de las variedades regionales de una lengua.
El mismo castellano,
catalán, francés, italiano, gallego, portugués, etc., son, a su vez, dialectos
del latín.
Podemos, pues, decir, en
síntesis, lo siguiente:
§ Lengua: modalidades nacionales.
Si el concepto de idioma o lengua oficial proviene de
causas culturales, políticas e históricas,
§ Dialecto: modalidades regionales
§ Habla: modalidades individuales
Jerga
Jerga es el nombre que recibe una variedad del habla diferenciada
de la lengua estándar e incluso a veces incomprensible para los
hablantes de esta, usada con frecuencia por distintos grupos sociales con intenciones de ocultar el verdadero significado de sus palabras.1
Normalmente, los términos usados en la jerga
de grupos específicos son temporales (excepto las jergas profesionales),
perdiéndose el uso poco tiempo después de ser adoptados
Tipos de jerga:
Constituyen jergas particulares las
de ciertos grupos por distintos motivos:
§
Profesionales: Necesitan de cierto vocabulario que no es común al resto del idioma para ciertos procesos, instrumentos, etc. Por ejemplo, una persona
ajena al ámbito docente diría: "Me gusta la forma
de enseñar del profesor", mientras que otro docente
diría: "Me gusta la didáctica del profesor". Existen
diccionarios oficiales para este tipo de jergas.
§
Sociales: Distintas formas de comunicarse con el propósito de no ser
entendido por los demás (por ejemplo en la cárcel) o con intención diferenciadora (de
algunos barrios y de adolescentes. En general no hay ningún
diccionario que contenga esta jerga debido a la poca perdurabilidad que tiene.
Ejemplos:
- Oraciones: Esta bebida alcohólica es muy buena. A mí me gusta mucho pero si bebo más de tres vasos me emborracho y al día siguiente despierto con un malestar físico tremendo.
- La policía atrapó al delincuente y lo mandó a la cárcel.
- El hombre grosero llamó avara a su madre porque ella no le quiso dar dinero para comprar un automóvil.
Refrán, proverbio
Su uso
En jerga: Este trago es bacano. A mí me gusta un jurgo, pero con más de tres vasos que
tome me prendo y al día siguiente amanezco
con un guayabo tenaz.
Jerga, argot y dialecto
§ A diferencia
del dialecto, la jerga no
es una variante geográfica de una lengua, tiene una
extensión menor y es exclusiva de grupos sociales determinados. Si la jerga
perdura en el tiempo y se generaliza termina integrándose al dialecto regional, perdiendo su denominación de jerga.
§ El concepto de
jerga incluye al de argot, aunque este último
únicamente contiene a la jerga de tipo social. En el uso de la palabra, la
diferencia entre argot y jerga no está claramente demarcada y a menudo son términos confundidos. En general se utiliza el término
jerga para referirse al lenguaje técnico entre grupos sociales o profesionales y al
argot para todo tipo de palabras y frases entre personas de una misma posición,
rango.
Ejemplo de argot: “Clarinete”: ¿Tú quieres dinero? –
Clarinete que sí loco.
Modismo
Modismo, en su noción
etimológica, proviene de la palabra Moda e ismo (práctica). Un modismo es un hábito, un lugar común, una
costumbre lingüística que tiene la función de ahorrar energía se encuentran
presentes en todas las lenguas y en el habla de todas las personas.
Se define como una Expresión fija, privativa
de una lengua, cuyo significado no se deduce de las palabras que la forman; p.
ej., a troche y moche, o como un idiotismo.
Hay ocasiones en que un modismo se
confunde con un refrán; sin embargo en muchos casos sí es
posible diferenciarlos claramente a través de tres aspectos:
1. El refrán tiene un sentido
pedagógico. Tiende a educar. Por ejemplo: A quien madruga Dios le ayuda. Este
refrán nos dice que deberíamos ser madrugadores, diligentes, activos para
alcanzar algunos beneficios. Zapatero, a tus zapatos. Este nos
dice que las personas deben hacer aquello para lo que están preparadas.
2. El refrán suele tener rima. Esto se debe a que la rima refuerza el aprendizaje, la memorización y el recuerdo. Por ejemplo: Juego
de manos, juego de villanos.
3. El refrán no suele conjugarse,
mientras que el modismo sí. Por ejemplo: No veo tres
en un burro; no ves tres en un burro...
Un modismo, en cambio, no educa, no
tiene esa intención. Describe una situación, un rasgo de personalidad y nada
más. Por ejemplo: Ser un puerco o comer más que un
remordimiento. Un modismo puede ser una frase o una palabra sola.
Idiotismo
Un idiotismo es un giro idiomático que no se adapta a las normas
gramaticales o al sentido literal y usual de las palabras, y
posee un sentido figurado adoptado de manera convencional. Los idiotismos
suelen confundir a aquéllos que no están familiarizados con ellos, generalmente
hablantes no nativos.
La palabra idiotismo proviene del
latín "idiotismus", y este del griego ἰδιωτισμός, que significa: lenguaje
ordinario o vulgar
Ejemplos
Algunos ejemplos son "darse
golpes de pecho", "estirar la pata", "a ojos vista",
" uno que otro", " dos que tres", etc. Todas estas frases
tienen un sentido literal, pero normalmente se usan para connotar otro
pensamiento o idea.
Frase hecha
Generalmente, se la incluye en el discurso oral y sólo excepcionalmente puede aparecer en el
escrito.
Su sentido habitual no incluye ninguna
sentencia («irse a las manos») pero algunas veces equivale al proverbio, que sí
expresa una sentencia («no hay que dormirse sobre los laureles»).
La frase hecha no puede ser traducida
literalmente a otros idiomas (salvo pocas excepciones), pero existen
expresiones equivalentes en varias lenguas.
Tampoco aceptan la sustitución de sus
palabras por otras, aunque sean sinónimos: nada más inadecuado que, en lugar de
decir se juntaron el hambre y las ganas de comer digamos se unieron el apetito
y el deseo de ingerir, palabras que tienen casi el mismo significado pero que
no adquieren el valor de frase hecha porque no son las que se han utilizado
habitualmente juntas para expresar la idea original.
§ A bocajarro
§ A pelo
§ Bajar la
guardia
§ Contigo pan y
cebolla
§ Dar gato por
liebre
§ Quien avisa no
es traidor...
§ Mala hierba
nunca muere
§ El refrán, por su
parte, es un dicho agudo y sentencioso de uso común que suele introducirse en
la conversación para ejemplificar una afirmación o como conclusión de una
aseveración. Se diferencia de la frase hecha en que ésta puede no contener una
moraleja, ya que bien puede limitarse a una descripción de determinada
situación y por lo general, sus términos son comunes. Ejemplo: a caballo regalado no le mires el
diente.
§ El proverbio se diferencia del refrán en la forma, ya que
mientras éste es de tono jocoso y se lo expresa con palabras comunes y a veces
groseras, aquel está expresado de una manera más seria y grave. Ejemplo: la caridad bien entendida empieza
por casa.
§ El modismo es el modo de hablar propio de una lengua, a
veces, apartándose un poco de las reglas gramaticales, y la locución es la
combinación estable de dos o más palabras que funcionan como oración. Ejemplo: dormirse en los laureles
Ejemplos: "dime con quién andas y te
diré quién eres" "Aunque la mona se vista de seda, mona se
queda"
Cliché
El "cliché" se aplica también para
casi toda situación, tema, caracterización, tipo de discurso u objeto –es
decir, toda señal– que se ha convertido excesivamente familiar o del uso común.
Debido a que la novedad y la frecuencia en el
uso de una expresión varían según tiempos y lugares distintos, el hecho de que
un cliché pueda ser denominado como tal depende en su mayoría de quién lo use,
del contexto en el que es empleado, o de quién está emitiendo la afirmación.
El significado de un cliché en particular
puede variar con el tiempo, implicando generalmente confusión o un uso
incorrecto. También puede generar connotaciones políticas e ideológicas
La aparición de un cliché en el discurso oral
o escrito indica falta de creatividad, innovación o sinceridad por parte de un
autor/orador, quien no se toma la molestia de formular una idea propia.
Por otro lado, puede haber ventajas en el uso
de los clichés. En la narración de historias, el cliché puede establecer cierta
sintonía con la audiencia, por ejemplo por medio de herramientas del habla; la
exposición y descripción de una historia se pueden simplificar, facilitando así
finalmente el entendimiento en el público. Otra forma planteada principalmente
en la literatura y el cine es la utilización del cliché, rompiéndolo
posteriormente para generar sorpresa.
Mientras que la mayoría de clichés pueden y
deben ser evitados al escribir u orar, muchas frases de este tipo han
permanecido en uso a través de los siglos, principalmente por su
sobrevaloración.